Hola, hola,hola! Que diría el bueno de
Wooster...
Llevaba ya un tiempo sin subir ningún
post al blog, y prodría alegar alguna razón metafísica para
excusarme pero no lo haré porque lo que pasa es que me ha faltado
tiempo, no ya de cocinar, que comer hemos comido estos meses, sino de
hacer la foto ilustrativa y escribir un poquito.
Como hoy por hoy está feo quejarse
de cualquier cosa que incluya el término "trabajo",
tampoco lo haré, aunque es el verdadero culpable que que tenga mi
blog en el barbecho más estepario.
Ahora mismo os escribo a la sombra
del Everest que forma la pila de ropa que debería estar
planchando...
Así que ¡qué coño! paso un poco
de la plancha y os doy una receta de muerte.
En mi patólogica manía de adquirir
libros de recetas, cayó en mis manos este:
Desde mi infancia en el internado de
las Jesuitinas tengo debilidad por cualquier clase de pasta, supongo
que era lo único que me gustaba.... Si en un restaurante me dan a
elegir entre los más deliciosos manjares y macarrones con tomate
frito de bote, inexplicablemente pido estos últimos.
Donde quiero ir con este anecdotón
es a explicar mi pasión por la cocina italiana que empezó con un
tonteo con la pasta que acabó en un tórrido affaire con las
distintas cocinas italianas.
Y ya puestos a confesar manías, otra
es la compra compulsiva de pastas "raras" que atesoro como
Gollum y que a veces en mi incapacidad para elegir el momento de
gastarlas me las dejo caducar! Mi venita Maleni hace que me atraigan
las de formas extrañas o colores imposibles, el reto es que estos
colores se consigan con colorantes natutales: Remolacha, espinacas,
nero di sepia, cúrcuma...
En fin, que en este libro delicioso
encontré esta receta para salsa, "una de las más
tradicionales" que yo desconocía. Os presento mi propia versión
a la que le he añadido chocolate, y aunque tuve mis dudas de como
combinaría con las alcaparras el resultado ha sido delicioso, la
salsa queda untuosa y combina genial con el toque de monte del conejo
y los piñones.
Aunque el cocinero Giuliano Hazan
dice literalmente en su libro "la pasta Clásica" :
"Una de las cosas más dificiles
para alguien que no ha crecido comiendo pastas en Italia es
desarrollar la sensibilidad necesaria para combinar correctamente
las pastas con las salsas..."
Creo que he acertado al decidirme por
estos orequieti tecnicolor (Cúrcuma, huevo,remolacha...) pero dudo
que nuestro paladar español sea tan sensible a estos temas.
Por último un consejo que aprendí
viendo los Soprano y que me parece im-pres-cin-di-ble:
Cuando la
pasta esté al dente, escurrela y vuelve a ponerla en la cazuela
caliente con el fuego al mínimo, añade la salsa de cucharada en
cucharada, removiendo cada vez hasta que se absorba. De esta forma la
salsa entra dentro de la pasta y el sabor se casa completamente
Puedes guardar un poco de salsa para "coronar "el plato.
¡Verás que no hay color!
Orequietti con sugo de conejo y
chocolate
250 gr de carne picada de conejo (De la
parte del "jamón")
200 ml de caldo de pollo
50ml de vino blanco
20 gr de chocolate negro con alto
contenido en cacao
1 c.s. alcaparras
2 c.s piñones
Orégano
4 c.s. de aceite de oliva virgen
Mantequilla
Parmesano
Sal y pimienta
En una sarten tostar ligeramente los
piñones reservar.
Poner en la misma sarten el aceite y
rehogar el conejo. Añadir los piñones y las alcaparras picadas.
Regar con el vino blanco y llevar a
ebullición a fuego fuerte, reducir un poco y añadir el caldo y el
chocolate. Seguir cociendo mientras removemos para deshacer el
chocolate. Cuando está reducido mas o menos a la mitad apagar el
fuego
Añadir la mantequilla fria en trozos y
mezclar, condimentar con el orégano y la pimienta ajustando el punto
de sal.
Por otro lado cocer la pasta al dente
y después de escurrir volver a poner en la cazuela caliente y añadir
la salsa cucharada a cucharada removiendo cada vez hasta que la pasta
la absorba.
Reservar algunas cucharadas para poner
por encima.
Servir con queso parmesano rallado.
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